Un API de Google (se pronuncia “a-pi” o «eipiai») es como un traductor o un puente que permite que dos programas diferentes hablen entre sí y trabajen juntos. Piensa en él como si fuera un control remoto que usas para pedirle a Google que haga algo por ti, y Google te responde con lo que necesitas.
API viene del inglés Application Programming Interface, que en español significa «Interfaz de Programación de Aplicaciones». No te preocupes si suena complicado; básicamente, una API es un conjunto de reglas que permite que un programa o aplicación se comunique con otro.
Imagina que tienes un restaurante. Tú (el cliente) te sientas en la mesa y haces un pedido al camarero. El camarero va a la cocina, entrega tu pedido al chef, y luego regresa con tu comida. En este ejemplo:
- Tú eres la aplicación que necesita algo.
- El camarero es el API de Google, que lleva tu solicitud y trae la respuesta.
- La cocina es Google, donde ocurre todo el trabajo.
Por ejemplo, si usas Google Maps para encontrar un lugar, una aplicación puede usar el API de Google Maps para pedirle a Google información como «¿Dónde está este lugar?» o «¿Cómo de lejos está?». Google envía la respuesta a través de su API, y la aplicación la muestra en tu pantalla.
Se usa para muchas cosas, como:
- Google Maps API: Integrar mapas en aplicaciones (por ejemplo, las empresas de vehículos con conductor usa esto para mostrarte dónde están los coches).
- Google Translate API: Traducir texto de un idioma a otro automáticamente.
- Google Drive API: Conectar aplicaciones con tus archivos en la nube.
- YouTube API: Mostrar videos de YouTube en otras aplicaciones o sitios web.
En resumen, los APIs de Google hacen que las aplicaciones puedan usar el poder de las herramientas de Google sin que tú tengas que hacerlo manualmente. Es como una varita mágica para programadores que quieren hacer su vida (y la tuya) más fácil.
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