Imagina que tienes un juguete que cambia de forma dependiendo de dónde lo pongas. Si lo pones en una caja grande, se hace más grande; si lo pones en una caja pequeña, se ajusta para caber dentro. ¡Eso es un juguete responsivo!
Ahora, en el mundo de las ordenadores, cuando hablamos de algo responsivo, generalmente nos referimos a páginas web o aplicaciones que pueden cambiar de tamaño y ajustarse para verse bien en diferentes pantallas. Por ejemplo, si abres un sitio web en tu ordenador y luego lo abres en tu teléfono, la página cambia de forma para adaptarse a la pantalla del teléfono y que siga siendo fácil de leer y usar.
Una página o aplicación responsiva es aquella que se ajusta automáticamente para verse bien en cualquier dispositivo. Esto es importante porque las pantallas de los dispositivos son de tamaños diferentes y no queremos que las cosas se vean mal o difíciles de usar en una pantalla pequeña.
Se usa para que las páginas web o aplicaciones se vean bonitas y funcionen bien, sin importar en qué dispositivo las estés viendo. Si un sitio web no es responsivo, puede que lo veas todo desordenado o demasiado pequeño en un teléfono, lo que lo hace incómodo de usar.
En resumen, responsivo significa que una página web o aplicación puede cambiar de tamaño y forma para verse bien en cualquier pantalla, ya sea grande o pequeña. ¡Es como un juguete que se adapta a diferentes espacios!
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